Pang es sólo una de los millones de beneficiarios del sistema de asistencia médica cooperativa rural, lanzado a escala nacional tras el brote de SARS (síndrome respiratorio agudo y grave) sufrido por el país asiático en 2003.
El sistema establece que cada agricultor que desee participar en el programa entrega anualmente 10 yuanes (1.25 dólares), mientras que los gobiernos a diversos niveles invierten conjuntamente otros 40 yuanes (5.1 dólares) para el campesino.
El programa permite que los agricultores recuperen parte de sus gastos médicos en una proporción que varía con arreglo a la enfermedad y el coste real de los gastos médicos sufragados.
En la provincia de Shaanxi, el reembolso medio se sitúa en el 35 por ciento, tras alcanzar el programa fondos por valor de 612 millones de yuanes (cerca de 78,6 millones de dólares USA), de los que se benefician más de 12 millones de agricultores, el 44,9 por ciento de la población rural de la provincia.
El pasado año, de acuerdo Li Hongguang, director del Departamento de Salud Pública de Shaanxi, los reembolsos ascendieron a 390 millones de yuanes (cerca de 50 millones de dólares USA), cifra que multiplica por siete la suma registrada en 2005.
La asistencia médica cooperativa no supone ninguna novedad en China. Adoptada con carácter nacional por el gobierno en 1956, contribuyó a crear una de las mejores redes de asistencia médica rural en los países en vías de desarrollo de las últimas décadas.
El enfoque de mercado adoptado por el sistema sanitario en los años ochenta, sin embargo, provocó la desmantelación del sistema. Sin apoyo gubernamental, los hospitales y clínicas rurales apenas tuvieron otra opción que luchar por su supervivencia, en muchos casos inviable, lo que conllevó el abandono de numerosos centros tras partir los profesionales médicos en busca de mejores oportunidades.
De igual modo, el vertiginoso crecimiento de los gastos médicos provocó un distanciamiento cada vez mayor entre el sistema sanitario y la población de carácter rural.
Un encuesta realizada por el Ministerio de Salud Pública muestra que un tercio de los residentes rurales pobres optan por no acudir a los centros médicos, mientras que un 45 por ciento piden el alta hospitalaria antes de concluir su recuperación.
Hasta la fecha, los gobiernos central y locales de China han invertido más de 18.900 millones de yuanes (cerca de 2.400 millones de dólares) en el sistema de asistencia médica para ofrecer 400 millones de reembolsos a los campesinos.
A escala nacional, el sistema cubre al 51 por ciento de los residentes rurales y será ampliado para abarcar todas las áreas rurales en un plazo de dos años, de acuerdo con Gao Qiang, ministro de Salud Pública.
Ésta no es, sin embargo, la única dificultad a la que se enfrenta la asistencia médica en las áreas rurales chinas. "Muchas regiones no cuentan con suficiente capacidad económica para aportar su proporción al programa", afirmó Li Ling, profesor del Centro de Investigación Económica de la Universidad de Beijing.
Por otra parte, muchos centros sanitarios no cuentan con el personal y el equipamiento necesarios. En más de 1.600 clínicas de la provincia oriental china de Anhui trabajan apenas 723 graduados universitarios, menos de un dos por ciento del número total de médicos de la provincia. La mitad de estos centros no cuenta con instrumentos para realizar lavados de estómago y un 30 por ciento carece de electrocardiógrafo.