Explicó que el país asiático participa activamente en la gobernanza global, "porque es miembro del Consejo de Seguridad y siempre ha tenido allí un papel de equilibrio en ese organismo, que tiene tanta fuerza para la estabilidad de la paz y la seguridad en el mundo".
Señaló que "uno de los papeles de China es hacer de contrapeso a la predominancia de una sola visión occidental de los problemas mundiales en las Naciones Unidas".
Bárcena subrayó que "China puede ayudar mucho en la arquitectura de gobernanza global, reflexionando sobre cómo logramos una complementariedad entre la arquitectura regional y la global, y cómo logramos un sistema monetario equilibrado".
La idea de esa nueva arquitectura internacional, que impulsa Naciones Unidas, es que no dependa solamente del dólar, sino que pueda haber un conjunto de monedas. "El yuan chino debe jugar un papel fundamental", precisó.
Expresó que "hay muchas lecciones que podemos compartir. China tiene un desafío de igualdad y eso lo ha vivido América Latina, aunque Asia Pacífico tiene menos desigualdad que nuestra región".
Comentó que el país más desigual de Asia Pacífico, que es Filipinas, tiene índice de Gini similar al más alto en igualdad en América Latina, que es Uruguay.
El comercio de la región con China superó el umbral de los 100.000 millones de dólares en 2007, y alcanzó 183.000 millones en 2010. "América Latina es un socio muy importante para China y viceversa", sostuvo.
Explicó que "entre ambas regiones tenemos el mercado más grande de consumidores, por un lado, y de exportaciones por el otro, y habría que buscar cómo nos complementamos".
En ese sentido, dijo que valía la pena cooperar en el ámbito de la innovación. "China hoy invierte en esta materia, por ejemplo, casi 1,9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en innovación tecnológica y su meta es llegar al 2,9 por ciento en el año 2020, en tanto que América Latina no pasa del 1 por ciento".
"Tenemos grandes recursos para hacer investigaciones biotecnológicas, nanotecnológicas y creo que debíamos hacer empresas mixtas, con la idea de ir más allá del comercio", dijo.
Respecto a la relativa baja inversión china en la región, Bárcena planteó que "hace falta construir confianzas, porque no es automático que haya comercio e inversión al mismo nivel".
Mencionó el ejemplo de la inversión china en Uruguay, la cual pasó por un largo proceso de conocimiento mutuo entre ambos países, donde influyeron las visitas de intercambio de conocimientos.
Dijo que "China tiene su Plan Quinquenal 2011-2015, y debemos estudiar ese programa y entender hacia dónde va China. Por ejemplo, entender cómo China se desarrolló a partir de regiones", y esa experiencia debe ser estudiada en la región "porque provenimos de un sistema de poder centralizado".
"La regionalización en China es algo que América Latina necesita aprender y conocer cómo las provincias chinas fueron más autosuficientes y generaron productividad regional, local", acotó.
"La relación de China con América Latina no pasa sólo por Beijing, porque las propias provincias chinas deben conocernos mejor y nosotros también a ellas. Tenemos que construir una relación más real para hacer algo birregional con visión de largo plazo", agregó.